Publicat
13/07/2013
LA
RULA DE AVILÉS
Para
los que desconozcan el término rula, que se aplica en este
texto, en Asturias se llama así a la lonja del pescado.
Si
retrocedemos en el tiempo, en Avilés, la primera rula, o
más bien un pósito de pescado, fue construido en 1920
cerca de las naves de Balsera. En 1943 se construyó la considerada
realmente primera rula, situada cerca del paso Larrañaga,
muy a mano de los ciudadanos que la visitábamos fácilmente
y que nos mezclábamos con el pescado tirado en el suelo,
con los subastadores, los compradores
y con todos los trabajadores, un desbarajuste que todos ellos, excepto
los visitantes, entendían perfectamente. La siguiente rula
se construyó en 1980, motivado por la construcción
de una carretera y ya muy alejada de Avilés, con la correspondiente
pérdida de popularidad y aislada del público. Solo
duró 29 años al construirse la nueva rula, todavía
más alejada del núcleo urbano y sin la más
mínima conexión con éste.
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Independientemente
del aspecto sociológico y relacional con la población,
el empleo de Nuevas Tecnologías y un riguroso control sanitario
de la pesca convierten a la Rula de Aviles en una de las lonjas
más modernas de Europa y sin lugar a dudas la más
moderna de España, dentro del grupo de las de mayor volumen
de subastas.
Claridad,
limpieza y transparencia son sus señas de identidad. Los
lotes de cajas generados en el pesaje de las naves o las cajas,
que por su naturaleza, van a ser pesadas directamente en la misma
subasta van pasando por cintas mecanizadas hasta llegar al cliente
que la ha adquirido. De esta forma se garantiza que no son manipuladas,
ni pisadas por los posibles compradores. El reglamento Sanitario
europeo es muy estricto en este punto.
La
subasta se realiza en paneles gigantes, donde el comprador ve a
través de vídeo el pescado que se subasta, así
como la composición de cada lote y sus señas de identidad:
calidad, tamaño, frescura, peso,...
La
venta se realiza a través de lo que se llama subasta holandesa
o subasta "a la baja", como en la mayoría de las
lonjas de toda España. Un reloj digital va bajando el precio
de partida hasta que un cliente lo detiene. Para ello utiliza el
mando de infrarrojos que se le asigna al cliente o bien con su teléfono
móvil con una aplicación diseñada al efecto.
Una vez adquirida, la caja es etiquetada para seguir su trazabilidad
y es enviada mediante cintas a la sala donde su propietario la recogerá.
A destacar que en todo este proceso, en ningún momento el
pescado toca el suelo, cosa muy normal en otras muchas canchas,
que no cumplen las normativas europeas.
Mediante
varios paneles ubicados en la cancha de subasta los clientes pueden
consultar las últimas compras, los lotes que quedan por vender,
así como las embarcaciones que van a traer sus capturas a
la Lonja.
La
rula de Avilés se convierte en la primera lonja del norte
de España en recibir la certificación de calidad ISO
9001/2008 que se une a la homologación 50001 /2008 para la
eficiencia energética. De esta manera, las instalaciones
pesqueras avilesinas se colocan en la vanguardia de la gestión
eficiente y eficaz de los recursos pesqueros.
Y
ahora unas pocas cifras. La rula de Avilés se sitúa
en un edificio de 17.000 metros cuadrados construidos, con dos alturas.
Hay 180 puestos de compra dentro de la cancha, en la cual hay una
cinta móvil, con todos lo medios necesarios para el pesaje
y el etiquetado automático, con capacidad para subastar 900
cajas por hora, es decir, una caja cada cuatro segundos.
Entre
los muchos servicios de que dispone, me llama la atención
el de las cajas. Los barcos entregan a la lonja sus cajas llenas
de pescado y reciben otras tantas, limpias y esterilizadas. Para
dar este servicio cuenta con una planta de limpieza, manejada por
una sola persona, capaz de limpiar 800 cajas a la hora. Hay que
tener en cuenta que en esta lonja se mueven diariamente entre 5.000
y 30.000 cajas.
Otros
servicios, son muelles de carga de camiones para mayoristas y minoristas,
16 grandes almacenes, salas comunes de expedición y carga,
dos cámaras de frío de 0 grados y 25 grados bajo cero,
dos fábricas de hielo, una para hielo en escamas y otra en
placas. Sus sistemas de eficiencia energética, telefonía
IP, wifi, etc. lo convierten en una de las instalaciones más
modernas y tecnológicamente sofisticadas de Europa.
Para
finalizar, la rula de Avilés subasta el 80% de pescado que
se captura en el Principado de Asturias, lo que supone más
de 20.000 toneladas de pescado vendido anualmente, con una facturación
de más de 30 millones de euros.
Texto
y fotografías: Carlos Poveda Barreda |
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